Saturday, September 1, 2012

Milagro en la arena






Algo mágico sucedió. Un milagro en mi opinion. La noche del Sábado vi un documental sobre Buda y los principios que descubrió después de haber estado meditando por mucho tiempo. La vida del ser humano está marcada por el sufrimiento. El sufrimiento proviene de que todo en la vida es variable, cambiante, nada permanence, todo se transforma. Esto es una verdad que no aceptamos y por eso sufrimos. Esa noche me dormí pensando en esa verdad. Desperté y había decidido que ese día llevaría a Antonio a un parque con pisicina, adora el agua y había estado repitiendo piscina, piscina. Nos levantamos y el cielo estaba gris y no hacía calor como para ir a ese tipo de parque. Decidí llevarlo a dar un paseo cerca al lago que está a cinco cuadras de la casa. Y ¡oh sorpresa, figuras gigantes de arena nos esperaban!  Clepoatra, un pulpo seductor, una tortuga regordeta, un dinosaurio, una princesa de cabellos largos y muchos otros. El primer mensaje fue claro, casi que podia escucharlo y retumbaba en mi cabeza: lo que el universo te tiene preparado es mucho mejor de lo que has planeado para ti mismo.  Esas figuras estaban ahí, sin nadie para apreciarlas, para jugar con ellas, al parecer había habido un concurso de figuras de arena el día anterior y ahora habían sido entregadas al mar (el lago Michigan que se parece al mar) y la lluvia. Pues ahí estaba Antonio, dueño y señor de este reino de figuras gigantes de arena, hermosas esculturas, imponentes, nobles. Antonio corrió, jugó, las abrazó, destruyó algunas narices y tentáculos y pasó las 2 horas más increíbles. Luego comenzó a llover, las figuras comenzaron a desaparecer, pero solo un poco, igual seguimos jugando, luego siguió lloviendo mas y mas y esta vez llevé a Antonio a su coche para regresar a la casa. Subimos la montaña y podíamos ver como la playa quedaba atrás, de repente tres muchachos salvavidas, muy jóvenes, por aburrimiento, por diversion, por crueldad destruyeron con palas las figuras de arena, vi como iban desintegrándose: decapitaron a la princesa, le cortaron los tentáculos al pulpo, de la tortuga y su enorme caparazón solo quedó la cabeza… en fin, fue doloroso, cruel… y si, tan solo eran figuras de arena, pero hacía solo un segundo mi hijo había pasado las horas mas maravillosas, y esos seres estaban vivos, ahora solo eran montañas de arena, tibias huellas de seres magníficos. Segundo mensaje, claro, retumbando en mi cabeza, gritado por el viento: nada permanece, todo cambia, todo muere y renace, y vuelve a morir. Aferrarse es dolor… y bueno, el hecho de que ahora a las figuras se las estuviera llevando el agua constataba la verdad pura de la condición cambiante de todo lo que existe. La mortalidad de aquellas figuras hizo mas sublime el instante y no me quedó mas remedio que agradecer con un nudo en la garganta.

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