Algo mágico sucedió. Un milagro en mi opinion. La noche del
Sábado vi un documental sobre Buda y los principios que descubrió después de
haber estado meditando por mucho tiempo. La vida del ser humano está marcada
por el sufrimiento. El sufrimiento proviene de que todo en la vida es variable,
cambiante, nada permanence, todo se transforma. Esto es una verdad que no
aceptamos y por eso sufrimos. Esa noche me dormí pensando en esa verdad.
Desperté y había decidido que ese día llevaría a Antonio a un parque con
pisicina, adora el agua y había estado repitiendo piscina, piscina. Nos
levantamos y el cielo estaba gris y no hacía calor como para ir a ese tipo de
parque. Decidí llevarlo a dar un paseo cerca al lago que está a cinco cuadras
de la casa. Y ¡oh sorpresa, figuras gigantes de arena nos esperaban! Clepoatra, un pulpo seductor, una
tortuga regordeta, un dinosaurio, una princesa de cabellos largos y muchos
otros. El primer mensaje fue claro, casi que podia escucharlo y retumbaba en mi
cabeza: lo que el universo te tiene preparado es mucho mejor de lo que has
planeado para ti mismo. Esas
figuras estaban ahí, sin nadie para apreciarlas, para jugar con ellas, al
parecer había habido un concurso de figuras de arena el día anterior y ahora
habían sido entregadas al mar (el lago Michigan que se parece al mar) y la
lluvia. Pues ahí estaba Antonio, dueño y señor de este reino de figuras
gigantes de arena, hermosas esculturas, imponentes, nobles. Antonio corrió,
jugó, las abrazó, destruyó algunas narices y tentáculos y pasó las 2 horas más
increíbles. Luego comenzó a llover, las figuras comenzaron a desaparecer, pero
solo un poco, igual seguimos jugando, luego siguió lloviendo mas y mas y esta
vez llevé a Antonio a su coche para regresar a la casa. Subimos la montaña y
podíamos ver como la playa quedaba atrás, de repente tres muchachos salvavidas,
muy jóvenes, por aburrimiento, por diversion, por crueldad destruyeron con
palas las figuras de arena, vi como iban desintegrándose: decapitaron a la
princesa, le cortaron los tentáculos al pulpo, de la tortuga y su enorme
caparazón solo quedó la cabeza… en fin, fue doloroso, cruel… y si, tan solo
eran figuras de arena, pero hacía solo un segundo mi hijo había pasado las
horas mas maravillosas, y esos seres estaban vivos, ahora solo eran montañas de
arena, tibias huellas de seres magníficos. Segundo mensaje, claro, retumbando
en mi cabeza, gritado por el viento: nada permanece, todo cambia, todo muere y
renace, y vuelve a morir. Aferrarse es dolor… y bueno, el hecho de que ahora a
las figuras se las estuviera llevando el agua constataba la verdad pura de la
condición cambiante de todo lo que existe. La mortalidad de aquellas figuras
hizo mas sublime el instante y no me quedó mas remedio que agradecer con un
nudo en la garganta.